A continuación, en el siguiente texto, expondré varios argumentos con tal de intentar definir y explicar la naturaleza de la conciencia humana.
Para empezar, cabe destacar que la conciencia pensante es la que nos separa de la naturaleza animal, ya que estos últimos actúan con el único y exclusivo propósito de sobrevivir y de pocrear con tal de que su prole les releve cuando la anterior generación fallezca. En cambio, la conciencia humana nos hace ser seres que nos percibimos a nosotros mismos, nos hace carecer del concepto gregario tan arraigado a la naturaleza animal. Además, nos hace actuar no solo con el único objetivo de sobrevivir, sino si no que nos hace concebir la vida de una manera diferente, haciendo que nuestro objetivo sea disfrutar de cosas tan banales y triviales como una conversación, un paseo, escuchar música. La conciencia hace que no tengamos como único objetivo vital la subsistencia, sino que nos permite disfrutar del durante de la supervivencia, de lo que va más allá de evitar la muerte. Es lo que nos dota de personalidad, y lo que nos diferencia entre seres humanos. La conciencia humana es la única capaz de crear la voluntad de acabar con uno mismo, del suicidio, ya que el vivir por vivir no cobra sentido con la conciencia humana, sino el vivir para exprimir y disfrutar de lo que la vida ofrece.
Cabe destacar el hecho de que, hasta el día de hoy, no se ha definido a la conciencia como tal. La definición de la RAE de la conciencia, como término filosófico, es la siguiente: ‘’Actividad mental del propio sujeto que permite sentirse presente en el mundo y en la realidad’’. Esta definición no nos define como tal la conciencia, sino que nos presenta una de las cualidades de ésta. La conciencia nos permite sabernos aser conscientes de nosotros mismos como individuos, y no como engranaje dependiente de algo o alguien. Pero entonces surge el siguiente interrogante: la conciencia, que nos permite darnos cuenta de la realidad, y percibir ésta, ¿perece al morir nosotros?, y en ese caso: ¿es entonces la conciencia material?
Como expuso en su momento el Padre Manuel Carreira, intentando defender la tesis de que hay vida después de la muerte, sostuvo que la creación de una poesía es una belleza que va más allá de lo material, ya que no se puede definir por ninguna de las fuerzas de la materia. También dijo que la conciencia no se puede definir tampoco por ninguna de las cuatro fuerzas de la materia, y que, por lo tanto, no era materia como tal, y esto desembocaba en que, al no ser materia, ésta no perece con el cuerpo, y trasciende, ya sea al más allá, a otra vida… Este argumento, carece de validez, ya que, porque una cosa no sea A, no tiene que ser B, pero en cambio es un argumento lógico, ya que tiene sentido pensar eso, aunque puede que no sea cierto. En cambio, hay quien piensa que con la muerte del cuerpo, muere la conciencia que nos definía en vida como individuos, y nos sumimos en una no percepción de la realidad. En una eterna oscuridad, un limbo en el que no somos nada, y que está situado en la nada.
Finalmente, también cabe plantear lo siguiente: si pensamos desde una perspectiva darwinista, que postula que el humano como tal, que conocemos hoy,- el Homo Sapiens Sapiens -, es producto de una evolución del homínido que, mediante la selección natural, ha ido prevaleciendo el más fuerte a lo largo de los siglos, y hemos llegado a este punto, nos preguntamos lo siguiente: seguramente hubo un punto en el que no fuimos seres conscientes y pensantes, sino que fuimos animales. Entonces, si tomamos esto como cierto, y si tomamos por cierto que la conciencia no es material: ¿cómo es capaz la naturaleza, que es material, de crear algo que no es material? Hasta el día de hoy no se ha demostrado que la materia cree algo no material, ya que es algo inconcebible. Este interrogante se elimina si tomamos la perspectiva materialista de la conciencia, ya que eso explicaría que la naturaleza haya sido capaz de crear la conciencia. Ambas teorías son completamente insostenibles científicamente, ya que la primera no puede explicar que la naturaleza cree algo que no sea material, pero síi puede explicar por qué es no material. La segunda, en cambio, puede explicar que la naturaleza cree algo material, pero no puede explicar la naturaleza material de la conciencia, ya que no se define por ninguna de las cuatro fuerzas de ésta.
Como conclusión, en mi opinión creo que la conciencia es una anomalía de la naturaleza, algo que supera con creces nuestra capacidad de entendimiento, algo que nos hace autopercibirnos, con una percepción demasiado grande de la realidad y de lo que la vida ofrece. Crea, pues, sentimientos únicamente propios de los humanos, como la angustia, el sentimiento de una crisis existencial que nos hace preguntarnos quiénes somos, y sobre todo, por qué somos.
Jose Luis Vecillas Vecillas
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